Elis Cleanroom
Protocolo de limpieza de salas blancas
Los protocolos de limpieza de salas blancas son algo que mucha gente desconoce, pero lo cierto es que resultan imprescindibles y forman parte del día a día en numerosas fábricas y laboratorios.
Una sala blanca es un espacio pensado para trabajar con total control de la contaminación. En sectores como la farmacia, la biotecnología, la alimentación, la electrónica o la investigación médica, incluso una partícula diminuta puede estropear un producto o arruinar un proceso.
Por eso, no basta con pasar la fregona y el trapo como en cualquier otro sitio: aquí hace falta un protocolo con sistemas de limpieza que aseguren que el aire, las superficies y los equipos se mantienen dentro de unos estándares muy estrictos.
¿Qué se entiende por sala blanca?
Cuando hablamos de sala blanca nos referimos a un lugar en el que parámetros como la temperatura, la humedad, la presión del aire o la concentración de partículas están controlados al milímetro. Para lograrlo se utilizan filtros de alta eficiencia (HEPA o ULPA) y sistemas de ventilación que reducen al mínimo el polvo o los microorganismos.
¿Por qué la limpieza convencional no es suficiente?
Limpiar una sala blanca no tiene nada que ver con limpiar una oficina, un almacén o incluso un hospital. En este caso, no se trata solo de que todo se vea limpio, sino de que no haya rastro de polvo, fibras, bacterias o esporas.
Un error en la limpieza puede hacer que un lote de medicamentos quede inservible o que un chip electrónico no funcione como debería. De ahí que el protocolo de limpieza de salas blancas marque con tanta precisión qué productos usar, cómo aplicarlos y en qué orden hacerlo.
¿Qué pasa si no se sigue el protocolo de limpieza?
Saltarse las pautas de limpieza en una sala blanca puede tener consecuencias serias:
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Contaminación del producto o de los experimentos.
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Pérdida de calidad y rechazo de lotes completos.
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Riesgos para la salud de pacientes o consumidores.
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Multas o sanciones por incumplir normativas internacionales.
¿Para qué sirve el protocolo de limpieza de salas blancas?
El objetivo no es solo que la sala parezca limpia, sino que sea un espacio seguro, libre de partículas y microorganismos, y que cumpla con lo que exigen las normativas.
Para conseguirlo, el protocolo se apoya en productos aprobados, equipos de limpieza específicos, personal formado y una metodología repetida y documentada paso a paso.
Objetivos principales del protocolo de limpieza de salas blancas
El protocolo de limpieza de salas blancas tiene un objetivo muy claro: garantizar que el entorno se mantenga bajo control y libre de contaminación. Detrás de cada acción hay metas muy concretas que marcan la diferencia en industrias como la farmacéutica, la biotecnológica, la electrónica o la alimentaria.
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Control de partículas: una de las prioridades es reducir al mínimo la presencia de partículas en el aire y en las superficies. En una sala blanca, incluso una mota de polvo puede arruinar un lote de medicamentos, alterar un chip electrónico o desviar un análisis de laboratorio.
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Reducción del riesgo microbiológico: otro objetivo clave del protocolo de limpieza de salas blancas es controlar bacterias, esporas y cualquier microorganismo que pueda suponer un problema. En sectores como el sanitario o el farmacéutico, un descuido puede comprometer la seguridad del paciente o del consumidor.
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Garantizar la calidad de los procesos: la limpieza también asegura que los procesos se desarrollen bajo unas condiciones estables y confiables. Sin un protocolo de limpieza de salas blancas bien definido, sería imposible garantizar que un producto final cumple con los estándares de calidad.
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Cumplimiento normativo: un aspecto fundamental es demostrar que la sala se ajusta a lo que exigen las normas internacionales, como ISO o GMP. No es una opción: sin un protocolo validado y documentado, ninguna empresa puede superar auditorías ni mantener certificaciones.
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Seguridad para personas y productos: el protocolo de limpieza de salas blancas protege tanto a quienes trabajan en ellas como a los productos que allí se fabrican o manipulan. Saltarse estas pautas puede generar pérdidas económicas, sanciones legales y, en los casos más graves, riesgos para la salud.
Normativas y estándares que regulan la limpieza en salas blancas
El protocolo de limpieza de salas blancas no es algo que cada empresa pueda improvisar. Está respaldado por normativas internacionales que dicen cómo debe diseñarse, mantenerse y validarse este tipo de espacios.
La norma ISO 14644
Si hay un estándar de referencia en todo el mundo, ese es la ISO 14644. Es la que clasifica las salas blancas según el número máximo de partículas que puede haber en el aire por metro cúbico.
Cuanto más estricta es la clase, más exigente resulta el protocolo de limpieza de salas blancas.
Dentro de esta norma hay distintos apartados, pero los más relevantes son:
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ISO 14644-1: establece cómo se clasifican las salas según su nivel de limpieza.
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ISO 14644-2: explica cómo comprobar que se cumplen esos niveles en el día a día.
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ISO 14644-5: se centra en la operativa, desde los procedimientos de limpieza hasta el comportamiento del personal.
Las buenas prácticas de fabricación (GMP)
En sectores como el farmacéutico, la alimentación o la biotecnología, la ISO no es suficiente. Aquí entran en juego las GMP (Good Manufacturing Practices o Buenas Prácticas de Fabricación). Estas normas obligan a que el protocolo de limpieza de salas blancas esté documentado al detalle y se cumpla al pie de la letra.
Algunos puntos clave son:
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Dejar constancia escrita de cada sesión de limpieza.
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Validar los procedimientos con auditorías y pruebas periódicas.
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Asegurar que el personal recibe formación continua.
Materiales y productos autorizados en la limpieza de salas blancas
El protocolo de limpieza de salas blancas no se limita a explicar cómo se limpia, también deja claro qué productos y herramientas se pueden usar y cuáles no. No vale cualquier detergente ni cualquier fregona: muchos sueltan fibras, levantan polvo o contienen sustancias que alterarían las condiciones de la sala. Por eso, la elección de materiales es tan importante como la propia técnica de limpieza.
Productos de limpieza y desinfección compatibles
En una sala blanca no se pueden utilizar limpiadores domésticos. Los sistemas de limpieza deben estar específicamente diseñados y validados para este tipo de entornos.
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Detergentes neutros para la limpieza inicial de superficies.
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Desinfectantes de amplio espectro, como alcoholes, peróxidos o amonio cuaternario.
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Productos estériles, en envases cerrados y muchas veces de un solo uso.
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Fórmulas que no dañen equipos delicados ni dejen residuos.
Equipos de limpieza aprobados
Las herramientas también deben ser específicas. Un trapo de algodón o una escoba normal liberarían fibras y levantarían partículas, justo lo que se quiere evitar.
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Mopas y paños de microfibra especiales, que no desprenden pelusa.
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Cubos y sistemas de fregado resistentes a desinfectantes.
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Aspiradores con filtros HEPA o ULPA, capaces de retener partículas microscópicas.
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Herramientas que puedan esterilizarse después de cada uso.
Equipos de protección individual para la limpieza en salas blancas
El protocolo de limpieza de salas blancas no se limita a detallar qué productos o técnicas se utilizan. También establece cómo debe protegerse el personal que entra en la sala con un vestuario para salas blancas, ya que la principal fuente de partículas y microorganismos suele ser el propio ser humano. Piel, cabello, sudor o incluso la respiración pueden contaminar el entorno, de ahí que los equipos de protección sean imprescindibles.
Ropa estéril y calzado específico
La ropa es la primera barrera entre el trabajador y la sala blanca.
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Se usan monos completos de una sola pieza, fabricados con tejidos que no desprenden fibras.
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El calzado debe ser exclusivo para la sala, cerrado y fácil de desinfectar.
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Tanto la ropa como el calzado suelen ser estériles para garantizar la seguridad en cada acceso.
Guantes, mascarillas y protección facial
Las manos y la respiración son dos de los mayores riesgos de contaminación. Por eso el protocolo de limpieza de salas blancas exige medidas muy concretas.
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Los guantes, estériles y de materiales como nitrilo o látex, deben cambiarse con frecuencia.
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Las mascarillas evitan que partículas se liberen al hablar o respirar. Pueden ser quirúrgicas o FFP, según el nivel de exigencia de la sala.
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En entornos más críticos también se utilizan gafas o pantallas para reforzar la protección.
Cómo colocarse los EPI
Tener los equipos de protección adecuados no basta: hay que saber utilizarlos bien. El orden de colocación es fundamental para no comprometer la limpieza del entorno.
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Primero se coloca la ropa estéril.
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Después el calzado, seguido de gorro o capucha.
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A continuación la mascarilla y, si es necesario, gafas o pantalla.
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Por último, los guantes.
La importancia de la formación
El uso de equipos de protección individual no se deja a la improvisación. El personal recibe formación específica para aprender a ponérselos, retirarlos y desecharlos de la forma correcta. Es un paso esencial del protocolo de limpieza de salas blancas porque asegura que la protección sea realmente eficaz.
En Elis te ayudamos a cumplir el protocolo de limpieza de salas blancas
Cumplir con un protocolo de limpieza de salas blancas no consiste sólo en seguir unos pasos, sino en contar con materiales, ropa y equipos de protección diseñados específicamente para mantener el entorno bajo control. En Elis lo sabemos bien, y por eso con nuestro servicio Elis Cleanroom ponemos a tu disposición soluciones completas que te permiten trabajar con seguridad, trazabilidad y cumpliendo siempre con la normativa vigente.
Materiales y textiles para salas blancas
Disponemos de una gama de vestuario para salas blancas validada y pensada para garantizar la máxima protección:
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Monos estériles reutilizables que evitan la liberación de fibras.
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Ropa de trabajo para salas blancas esterilizada y certificada.
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Alfombrillas atrapa partículas para las zonas de acceso.
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Paños y mopas de microfibra de bajo desprendimiento.
Gestión integral y trazabilidad
En Elis no sólo te entregamos los productos de protección, equipos y sistemas de limpieza, también nos ocupamos de su gestión completa. Nos encargamos de la recogida, lavado en condiciones controladas, esterilización, empaquetado individual y entrega, con trazabilidad garantizada en todo momento.
De esta forma, puedes estar seguro de que cada prenda y cada equipo cumplen siempre con los estándares de calidad y seguridad que exige el protocolo de limpieza de salas blancas.
Procedimiento paso a paso del protocolo de limpieza de salas blancas
El protocolo de limpieza de salas blancas está pensado para que nada quede a la improvisación. Cada fase está definida al detalle, desde cómo se prepara el personal hasta el orden en el que se limpian techos, paredes o suelos.
El objetivo es claro: reducir al máximo partículas y microorganismos, cumplir con la normativa y garantizar que la sala se mantenga en condiciones óptimas.
Preparación previa y control de accesos
Antes de empezar, es fundamental preparar tanto el espacio como al personal.
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Solo accede el personal autorizado y correctamente equipado.
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La ropa estéril debe colocarse en un orden concreto: mono, calzado, gorro, mascarilla y guantes.
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Los productos de limpieza se revisan antes de entrar para asegurarse de que están aprobados para salas blancas.
Orden y secuencia de limpieza
El protocolo de limpieza de salas blancas marca una secuencia muy clara para que la suciedad eliminada no vuelva a aparecer en zonas ya tratadas.
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Siempre se empieza por las áreas más limpias y críticas.
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La dirección de trabajo es de arriba abajo: primero techos, después paredes y al final suelos.
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Se limpia desde el interior hacia la salida para no arrastrar partículas a zonas ya tratadas.
Limpieza de superficies y equipos
El mobiliario y los equipos dentro de la sala requieren cuidados específicos.
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Se usan paños y mopas especiales que no desprenden fibras.
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Los productos se aplican en la dosis adecuada y con movimientos controlados.
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Cada mesa, herramienta o aparato se limpia de forma individual, sin saltarse pasos.
Aplicación de desinfectantes
En muchos sectores, como el farmacéutico o el alimentario, la desinfección es parte esencial del proceso.
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Solo se utilizan desinfectantes aprobados para este tipo de entornos.
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Es importante respetar los tiempos de contacto para que el producto sea eficaz.
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A menudo se alternan distintos desinfectantes para evitar resistencias microbianas.
Verificación y validación de la limpieza
La sala no se considera lista solo porque “parezca limpia”. Es necesario comprobar que cumple con los requisitos establecidos.
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Se realizan controles de partículas en el aire con equipos de medición.
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Se llevan a cabo pruebas microbiológicas en superficies críticas.
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Cada paso queda registrado para poder demostrarlo en auditorías.
Conclusión
El protocolo de limpieza de salas blancas es imprescindible para garantizar entornos seguros y libres de contaminación.
Su correcta aplicación permite controlar partículas y microorganismos, asegurar la calidad de los procesos, proteger tanto a las personas como a los productos y cumplir con normativas internacionales como ISO o GMP.
Para lograrlo, se necesitan productos de limpieza validados, equipos específicos, ropa y EPI adecuados, además de una metodología clara y constante.
En Elis proveemos de vestuario para la limpieza de salas blancas, para que las empresas puedan cumplir sus protocolos con rigurosidad y eficiencia. Con nosotros, las empresas cuentan con materiales certificados y servicios de gestión que facilitan el cumplimiento de estos protocolos de forma eficaz y sostenible.
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