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Sala blanca: qué es, usos en laboratorio y diferencia con sala limpia
Cuando se habla de una sala blanca, mucha gente piensa en un espacio esterilizado, con personas vestidas de blanco de pies a cabeza, como si fuera un quirófano o un laboratorio futurista. Y, en parte, es así.
Una sala blanca, también llamada cleanroom, es un lugar donde se controla con precisión la cantidad de partículas en el aire, la temperatura, la humedad y la presión. Todo está pensado para que nada del exterior (ni del interior) contamine lo que se hace dentro.
Si alguna vez te has preguntado qué es una sala blanca, para qué sirve y cómo se mantiene limpia y controlada, no te pierdas este artículo.
Qué es exactamente una sala blanca
Una sala blanca es, básicamente, un entorno cerrado donde se controla la contaminación ambiental al milímetro. Se vigila la cantidad de polvo, microorganismos, vapores químicos y cualquier partícula que pueda alterar un proceso delicado.
Lo que la hace especial no es solo que esté esterilizada con unos rigurosos sistemas de limpieza especializados, sino que mantiene el aire mucho más puro que en cualquier otro lugar. Para conseguirlo, se utilizan filtros de alta eficiencia (HEPA o ULPA) y sistemas de ventilación que renuevan el aire constantemente. Además, las superficies, las paredes y los suelos están diseñados para no acumular polvo ni generar residuos.
Dicho de otra manera, una sala blanca es un espacio donde se elimina casi todo lo que podría interferir en la fabricación de un producto o en un experimento sensible.
Para qué sirve una sala blanca
El objetivo de una sala blanca es sencillo: crear un entorno totalmente controlado para realizar trabajos en los que la contaminación puede suponer un problema serio.
Esto resulta fundamental cuando una mínima partícula puede estropear un chip, alterar un medicamento o echar a perder una muestra en un experimento. Las salas blancas se suelen usar para:
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Fabricación de microchips y componentes electrónicos.
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Producción de medicamentos, vacunas y material médico.
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Manipulación de alimentos o cosméticos que necesitan condiciones estériles.
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Procesos de investigación dentro de un laboratorio, lo que se conoce como sala blanca de laboratorio.
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Zonas hospitalarias como quirófanos o áreas de aislamiento.
Dónde se utilizan las salas blancas
Aunque las salas blancas suelen asociarse a laboratorios o industrias farmacéuticas, lo cierto es que su uso se ha extendido a muchos otros sectores.
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Farmacéutico y biotecnológico: donde los fármacos y las vacunas deben producirse en condiciones totalmente estériles.
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Investigación científica: para ensayos con células, tejidos o ADN.
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Electrónica: una mota de polvo puede arruinar un chip o un sensor.
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Aeronáutica y automoción: en la fabricación de componentes de alta precisión.
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Sanitario y hospitalario: en la preparación de material quirúrgico o medicamentos personalizados.
Sala blanca o sala limpia: diferencia y conceptos clave
Cuando se habla de una sala blanca o de una sala limpia, es normal que haya confusión. A simple vista parecen lo mismo: espacios controlados, limpios y llenos de normas.
La diferencia entre sala blanca y sala limpia está en el nivel de control ambiental, las normas que siguen y el tipo de trabajo que se realiza dentro.
Qué diferencia una sala blanca de una sala limpia
Aunque ambos términos suenen parecidos, no significan lo mismo. Una sala limpia es un espacio donde se cuida la higiene y se minimiza la presencia de polvo, suciedad o microorganismos visibles.
Sin embargo, una sala blanca va varios pasos más allá: se controla no solo los sistemas de limpieza, sino también la temperatura, la humedad, la presión del aire y, sobre todo, la cantidad de partículas en suspensión.
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Una sala limpia busca un entorno ordenado y libre de polvo, ideal para mantener la higiene básica.
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Una sala blanca garantiza un ambiente ultrapuro, regulado con tecnología avanzada y filtros de aire de alta eficiencia (HEPA o ULPA).
Por qué la sala blanca es más exigente
Pensemos, por ejemplo, en una sala blanca de laboratorio. Si en un experimento entra una bacteria o una mota de polvo microscópica, los resultados dejan de ser válidos. Lo mismo ocurre en la fabricación de microchips, medicamentos o prótesis: el más mínimo fallo de pureza puede suponer pérdidas millonarias o, peor aún, comprometer la seguridad del producto final.
Por eso, las salas blancas están diseñadas siguiendo normas internacionales como la ISO 14644 o las GMP (Good Manufacturing Practices), que determinan cuántas partículas puede haber en el aire y cómo deben mantenerse las condiciones del entorno.
Cuándo se necesita una sala blanca o una sala limpia
Elegir entre una u otra depende del tipo de trabajo que se realice. Hay sectores donde basta con una sala limpia, pero en otros es imprescindible una sala blanca.
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Sala limpia: se utiliza en industrias alimentarias o cosméticas, donde la prioridad es mantener la higiene y evitar contaminación superficial.
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Sala blanca: es esencial en entornos que requieren una atmósfera totalmente controlada, como laboratorios, biotecnología, electrónica o producción farmacéutica.
Qué tienen en común y qué las diferencia
Aunque comparten la idea de mantenerse higiénicas y esterilizadas con sistemas de limpieza especializados, las diferencias son notables.
Lo que comparten
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Reducen la contaminación ambiental.
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Utilizan materiales que no generan partículas.
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Exigen formación específica para el personal que entra.
Lo que las distingue
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La sala blanca controla temperatura, humedad, presión y partículas del aire.
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La sala limpia puede no tener sistemas de control tan avanzados.
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Las salas blancas están sujetas a normas ISO y GMP más estrictas.
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En una sala blanca, la entrada requiere más protocolos de vestimenta y limpieza personal.
Elementos y estructura de una sala blanca moderna
Cuando se habla de una sala blanca, no se trata simplemente de un espacio limpio o esterilizado. Es un entorno pensado al milímetro, donde cada detalle, desde el suelo hasta la forma en la que circula el aire, está diseñado para mantener unas condiciones perfectas.
Diseño arquitectónico de una sala blanca
El diseño es el corazón de toda sala blanca. No basta con colocar filtros o mantener la limpieza: la arquitectura está pensada para evitar cualquier punto donde pueda acumularse suciedad o generarse contaminación.
Materiales y acabados
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Para que los sistemas de limpieza de paredes, techos y suelos sean efectivos, estos deben ser lisos, sin juntas ni recovecos donde se acumule polvo o humedad.
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Se utilizan materiales duraderos y fáciles de desinfectar, como acero inoxidable, paneles fenólicos o resinas epoxi.
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El suelo suele ser continuo, normalmente de vinilo o epoxi, para evitar grietas y facilitar la limpieza.
Distribución y accesos
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Las salas blancas se dividen por zonas según su nivel de pureza (clasificación ISO). Cuanto más cerca esté el área crítica, más control ambiental necesita.
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Las entradas cuentan con esclusas o antecámaras para que el personal y los materiales pasen por controles de limpieza antes de entrar.
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El flujo del aire también se diseña estratégicamente, siempre en una dirección que evite arrastrar partículas hacia zonas más limpias.
Sistemas de ventilación y filtrado del aire (HVAC)
El sistema de ventilación es, literalmente, el pulmón de una sala blanca. Sin un buen sistema HVAC (Heating, Ventilation and Air Conditioning), sería imposible mantener las condiciones de pureza que exige este tipo de espacio.
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El aire se filtra continuamente mediante filtros HEPA o ULPA, que eliminan hasta el 99,999 % de las partículas microscópicas.
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El aire se renueva constantemente, llegando a hacerlo decenas o incluso cientos de veces por hora, dependiendo del nivel de limpieza que se necesite.
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La presión positiva impide que entre aire de zonas menos limpias.
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Todo el sistema está diseñado para que el aire fluya de manera uniforme (flujo laminar), sin turbulencias que levanten polvo o microgotas.
Control de temperatura, humedad y presión
Mantener unas condiciones ambientales constantes es fundamental dentro de una sala blanca de laboratorio. Cualquier cambio, por pequeño que sea, puede alterar los resultados de un proceso o afectar a la calidad de un producto.
Temperatura
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Normalmente se mantiene entre 18 y 22 °C, aunque puede variar según el tipo de trabajo.
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Los sistemas de climatización deben evitar corrientes que puedan levantar partículas.
Humedad
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Suele controlarse entre el 40 % y el 60 %. Si hay demasiada humedad, pueden proliferar microorganismos; si es demasiado baja, se genera electricidad estática que atrae polvo.
Presión del aire
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La presión positiva evita que entre aire contaminado de otras zonas.
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En laboratorios biológicos o con agentes patógenos, puede usarse presión negativa para evitar fugas al exterior.
Iluminación y control de partículas
La iluminación también juega un papel importante en una sala blanca. No solo debe permitir una visibilidad perfecta, sino que debe integrarse sin alterar las condiciones del entorno.
Iluminación adecuada
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Se usan luces empotradas y selladas, para que no acumulen polvo ni liberen partículas.
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La luz suele ser blanca y estable, sin generar calor que afecte al ambiente o a los procesos.
Control de partículas
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Además de los filtros de aire, se emplean materiales antiestáticos, ropa especial y rutinas diarias de limpieza para minimizar cualquier contaminación.
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Todo lo que entra en una sala blanca, personas, herramientas o materiales, pasa por un proceso de limpieza o desinfección antes de acceder.
Equipamiento y ropa para sala blanca
En una sala blanca, no solo el aire o la temperatura deben estar bajo control. Las personas también forman parte del sistema, y su ropa o los utensilios que utilizan pueden ser una fuente de contaminación si no se siguen las normas adecuadas.
Ropa y complementos imprescindibles en una sala blanca
Antes de entrar en una sala blanca, el personal debe vestirse con vestuario especial para salas blancas, prendas diseñadas para evitar que el cuerpo, el cabello o la ropa de calle liberen partículas. Nada se deja al azar: el orden de colocación de cada prenda y los materiales empleados forman parte de un protocolo estricto.
Prendas más habituales
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Mono: los monos de protección absoluta cubren completamente el cuerpo y están hechos con tejidos que no sueltan fibras ni generan electricidad estática.
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Gorro o capucha: mantiene el cabello cubierto y evita que se desprendan pelos o partículas.
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Mascarilla o protector facial: evita que las gotas del habla o la respiración contaminen el ambiente.
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Guantes: suelen ser de nitrilo o vinilo, según la tarea, y se cambian con frecuencia para mantener la higiene.
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Cubrezapatos o botas especiales: este calzado especial impide que la suciedad del exterior entre en la sala.
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Gafas de seguridad, manguitos o delantales, según el tipo de trabajo o el riesgo químico.
Equipamiento técnico dentro de una sala blanca
El interior de una sala blanca de laboratorio también está cuidadosamente diseñado para mantener las condiciones ideales. No se trata solo de tener un espacio limpio, sino de evitar que cualquier superficie o herramienta genere partículas o interfiera en el control ambiental.
Mobiliario y materiales
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Se utilizan muebles de acero inoxidable o materiales no porosos, fáciles de limpiar y resistentes a productos químicos.
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Todo tiene esquinas redondeadas y superficies lisas, sin tornillos ni juntas visibles.
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Las sillas o taburetes también están fabricados con materiales antiestáticos y sin tapizados que acumulen polvo.
Herramientas e instrumentos
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Cada herramienta o equipo que entra debe estar certificado para uso en salas blancas.
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Los aparatos eléctricos, como microscopios o balanzas, tienen sistemas de ventilación cerrados para no alterar el flujo de aire.
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En entornos farmacéuticos o sanitarios, muchas herramientas se esterilizan o se usan desechables.
Limpieza y mantenimiento del vestuario
La ropa de una sala blanca no puede lavarse de cualquier manera. Debe seguir un protocolo muy específico para evitar que se contamine o pierda sus propiedades.
Cuidados básicos del vestuario
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La ropa ESD y el resto de vestuario se lava en lavanderías especializadas, con equipos que evitan la contaminación cruzada.
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No se utilizan detergentes comunes, sino productos neutros que no dejen residuos.
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Las prendas se almacenan en armarios sellados y se revisan con frecuencia para detectar desgaste o daños.
Normas de comportamiento dentro de una sala blanca
En una sala blanca de laboratorio, incluso la forma de moverse influye en el nivel de limpieza. Por eso existen reglas básicas que el personal debe seguir para no alterar el equilibrio del espacio.
Buenas prácticas dentro de la sala
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Evitar movimientos bruscos o innecesarios que levanten polvo.
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No hablar en exceso ni gesticular cerca de zonas críticas.
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No introducir objetos personales como móviles o relojes.
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Mantener las manos alejadas de superficies y no apoyarse en el mobiliario.
Mantenimiento y control de una sala blanca
Mantener una sala blanca en perfecto estado no es cuestión solo de construirla bien. Su eficacia depende del cuidado constante, su limpieza, del seguimiento diario y de un control riguroso que asegure que las condiciones ambientales se mantengan estables con el paso del tiempo.
Planificación del mantenimiento preventivo
El mantenimiento preventivo es el corazón del buen funcionamiento de una sala blanca. Su objetivo es adelantarse a los problemas antes de que aparezcan.
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Revisión de filtros HEPA o ULPA: se inspeccionan con frecuencia para confirmar que siguen eliminando las partículas en suspensión de forma eficaz.
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Calibración de sensores y sistemas de monitorización: los medidores de temperatura, presión y humedad deben comprobarse periódicamente para mantener la precisión.
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Inspección de sellados y juntas: una fuga o deterioro puede alterar la presión interna y permitir la entrada de partículas contaminantes.
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Verificación del sistema HVAC: los conductos se limpian y revisan para asegurar el flujo laminar del aire.
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Comprobación de equipamiento y superficies: mesas, cabinas o instrumentos se limpian y desinfectan con sistemas de limpieza específicos.
Limpieza y desinfección rutinaria
La limpieza de una sala blanca no tiene nada que ver con la de una oficina o un taller. Cada movimiento, producto o herramienta está regulado para minimizar cualquier riesgo de contaminación. Confiar en nuestros servicios de limpieza de salas blancas, como el servicio Clean Room, te garantiza que las salas blancas cuenten con la limpieza e higienización que necesitan.
Buenas prácticas de limpieza
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Usar productos de limpieza aprobados y compatibles con los materiales del espacio.
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Emplear paños y mopas sin pelusa, diseñados para salas blancas de laboratorio.
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Limpiar siempre en una sola dirección para evitar levantar partículas.
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Desinfectar primero las zonas más limpias y dejar para el final las menos críticas.
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Cambiar los utensilios de limpieza con frecuencia para no redistribuir la suciedad.
Monitorización ambiental y control continuo
El control ambiental es, literalmente, el “pulso” de una sala blanca. Los parámetros que garantizan su pureza se registran de forma continua mediante sistemas automáticos de monitorización.
Factores que se controlan constantemente
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Temperatura: suele mantenerse entre 18 y 22 °C.
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Humedad relativa: lo habitual es que esté entre el 40 % y el 60 % para evitar la electricidad estática o la proliferación microbiana.
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Presión diferencial: asegura que el aire fluya siempre desde las zonas más limpias hacia las menos controladas.
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Concentración de partículas: se mide con contadores ópticos capaces de detectar cualquier desviación.
Validación y auditorías periódicas
Las salas blancas de laboratorio deben someterse a auditorías y validaciones frecuentes para confirmar que cumplen los estándares internacionales, como la norma ISO 14644 o las GMP (Buenas Prácticas de Manufactura).
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Rendimiento de los filtros y del sistema de ventilación.
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Flujo de aire y distribución de presión.
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Niveles de partículas y microorganismos.
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Comportamiento térmico y estabilidad ambiental.
Gestión del personal y formación continua
Una sala blanca no puede mantenerse en condiciones óptimas si las personas que trabajan en ella no siguen las normas y la logística al detalle. La disciplina del equipo es tan importante como la tecnología que la sostiene.
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Formación continua sobre higiene, vestimenta y comportamiento dentro de la sala.
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Supervisión de los procedimientos de entrada y salida.
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Control de los objetos y herramientas que se introducen.
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Concienciación constante sobre la importancia de preservar la integridad del espacio.
Conclusiones sobre las salas blancas
Las salas blancas son espacios donde la precisión y el control lo son todo. No se trata solo de limpiar o mantener el orden: cada detalle, desde la temperatura hasta el flujo del aire, tiene un impacto directo en la calidad de los procesos que allí se realizan.
En una sala blanca de laboratorio, la exigencia es máxima. No hay margen de error: un pequeño cambio en la humedad o una partícula fuera de lugar pueden alterar por completo los resultados. Por eso, el mantenimiento, la limpieza y la formación del personal son pilares esenciales para su correcto funcionamiento.
En definitiva, mantener una sala blanca en condiciones óptimas significa garantizar la fiabilidad de cada producto, la seguridad del entorno y la reputación de la empresa que la gestiona. Y eso solo se consigue con disciplina, tecnología y experiencia.
Limpieza de salas blancas con Elis
En Elis entendemos perfectamente lo que implica trabajar en un entorno controlado. Por eso, ofrecemos un servicio integral especializado en la limpieza de salas blancas y su mantenimiento, así como de otros espacios sensibles como laboratorios, industrias farmacéuticas o biotecnológicas.
Nuestro objetivo es garantizar la máxima pureza y trazabilidad en cada proceso. Para lograrlo:
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Diseñamos programas personalizados de limpieza y desinfección según la clasificación ISO y las necesidades de cada cliente.
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Utilizamos productos, equipos y métodos validados, compatibles con los materiales y las normativas de cada entorno controlado.
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Gestionamos el vestuario técnico con procesos de lavado, esterilización y empaquetado certificados, asegurando que cada prenda cumpla los estándares de protección y limpieza requeridos.
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Ofrecemos trazabilidad total, gracias a sistemas RFID que permiten seguir cada prenda o equipo desde su lavado hasta su entrega.
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Formamos continuamente a su personal, para que conozca los protocolos más recientes y actúe con la máxima precisión dentro de cada sala blanca de laboratorio.
En Elis garantizamos entornos limpios y controlados, preservando la pureza del aire y de las superficies según los estándares internacionales más exigentes.
Somos el socio de confianza de las empresas que buscan mantener sus salas blancas y salas limpias siempre en las mejores condiciones, con un servicio especializado, trazable y de máxima fiabilidad.
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